lunes, 10 de octubre de 2011

Recortes en farmacia: la pelea entre el gallo estatal y la gallina de los huevos de oro


Los reales decretos de racionalización del gasto farmacéutico no tienen porqué ser malos en sí mismos. El problema es la aplicación, como de costumbre.

La industria farmacéutica lanza una alerta roja porque está dejando de tener ganancias multimillonarias y el Estado se congratula de la aplicación talibana de normas que, en principio, son medidas racionales pero, en la realidad, producen más daño y pérdidas que ahorro.

¿Qué tiene de malo recetar un genérico? Pues depende del genérico. Aunque tenga el mismo principio activo, el resto de los factores que hacen de él un fármaco distinto al patentado afectan a la efectividad, biodisponibilidad y riesgos derivados de su utilización por el consumidor. En la mayoría de las ocasiones, el paciente no notará la diferencia entre uno y otro. En algunos casos, puede suponer un resultado negativo para la salud del paciente.

Si la norma dice que por indicaciones terapéuticas se puede prescribir un fármaco por su nombre comercial, ¿dónde está el problema? En que, de alguna manera, la obligación de dispensar el producto de menor precio se impone al criterio del médico que ha recetado por nombre comercial.

Como los procedimientos de la AEMPS son tan inescrutables como los designios divinos, no voy a lanzarme a afirmaciones imprudentes. Lo que puedo confirmar es que las autoridades de salud afirman, que “las medicinas sin patente vienen básicamente de India y China” según publica El País. Ante la ignorancia total de cómo se controlan esos medicamentos en España, me limitaré a citar un artículo del New York Times sobre productos alimentarios y farmacéuticos chinos:

“Expertos en seguridad alimentaria y farmacológica se han quejado durante años sobre un sistema defectuoso que ha llevado a alarmas de intoxicaciones alimentarias y de envenenamiento masivo ligados a comercialización de medicamentos falsificados o de calidad inferior.”

Mientras tanto, la industria farmacéutica se lanza a reducir plantilla y proclamar sus grandes pérdidas (que para el común de los mortales que entramos en números rojos a final de mes esas pérdidas quieren decir que han ganado menos, pero aún hay cantidades importantes que quedan como beneficio).

¿En qué queda el ahorro de papá Estado con su brillante idea de imponer genéricos y su penosa implementación de la medida?

Mil empleos menos (que naturalmente cobrarán el paro porque para eso han estado pagando impuestos, aunque ahora no lo harán porque ya no tienen ingresos fruto de su trabajo), cierre de instalaciones industriales y pérdidas en ingresos por impuesto sobre beneficios.

Las compañías farmacéuticas rebajan su inversión en I+D, reducen las donaciones a organizaciones de pacientes, cortan el gasto que supone la formación continua de especialistas médicos que asisten a congresos, porque esa formación se paga con beneficios de las grandes compañías farmacéuticas a las que no hace excesiva mella, a no ser que me equivoque y resulte que los congresos se financian con generosas contribuciones ministeriales.

Las boticas y las grandes empresas de farmaindustria se tienen que reconvertir en supermercados y replantearse el modelo de negocio para poder financiar a las comunidades autónomas y hospitales que ya les deben por encima de los 5.000 millones de euros que les ingresarán cuando pasen los más de 600 días de retraso en los pagos de algunas administraciones públicas.

Puede que el porcentaje del PIB proveniente de la comercialización de productos sanitarios se mantenga, pero no es lo mismo el 1,5% de cien que el 1,5% de setenta…

Y mientras tanto, a seguir alegremente con la polimedicación de nuestros mayores, que se están envenenando a base de forrarse a pastillas que no les aportan un beneficio justificable, se meten en el mercado fármacos de dudosa reputación y no se contesta a las reclamaciones de los consumidores cuando piden que se investiguen medicamentos de origen desconocido (habrá un comunicado de prensa sobre este tema el próximo viernes 14 de Octubre no dejéis de visitar la página de la ANHP).

Al final, en la pelea entre el gallo y la gallina, seguimos pagando los platos rotos los de siempre, pequeños comerciantes, trabajadores y consumidores finales con recursos bastante disminuidos.

Hay muchas veces que me pregunto qué tendrán como información esas grandes cabezas pensantes que para sacarnos de la crisis fomentan medidas en las que se reduce el consumo, se aumenta el paro y se debilita la protección de los más vulnerables. En mi humilde ignorancia, siempre creí que inyectar dinero en el consumidor era la mejor forma de hacer que el capital circule y la economía se mantenga activa y saludable. Deseo con todas mis fuerzas que se manifiesten pronto y me saquen del error las consecuencias positivas de recortar en el sector salud, echar un pulso con las compañías farmacéuticas y poner en riesgo el acceso a la sanidad y los medicamentos.

Nota: el contenido de este blog es una opinión personal y no representa la posición de la ANHP.

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